domingo, 20 de enero de 2013


IN AMENAS: ARGELIA RESPONDE CON LA FUERZA

Nadie podía esperar que Argelia negociara con los terroristas que, dando pruebas de una gran audacia y burlando las medidas de seguridad impuestas en las zonas petrolíferas y gasísticas, se apoderaron de la planta de Tiguenturine (In Amenas) y de la zona de habitación colindante.
Rechazando de plano cualquier negociación con el grupo autoproclamado “Los que firman con su sangre”, Argelia ordenó a sus fuerzas especiales eliminarlos pese al baño sangriento que ello significaba. Los resultados son dramáticos: 37 rehenes asesinados, 29 terroristas eliminados y una operación mediática de la que Argel, hay que decirlo, ha salido malparada.
Argelia empleó la fuerza como lo ha hecho Israel en muchas ocasiones. El estado judío no solo no negocia sino que persigue a sus enemigos hasta liquidarlos físicamente donde sea. Y si existe un país que haya acumulado por desgracia una larga experiencia en la lucha contra el terrorismo islamista, no se olvide que éste es Argelia.
Hace años que los argelinos han puesto precio a la cabeza del cabecilla terrorista Mojtar Belmojtar, uno de los más sanguinarios procedentes del desaparecido Grupo Islámico Armado (GIA). Cuando los miembros de esta banda crearon el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), Belmojtar hizo del Sahara su zona de acción dedicándose al contrabando, la droga y el secuestro de extranjeros, acumulando así una verdadera fortuna.
Al afiliarse a la organización de Ben Laden, los salafistas argelinos se dieron el nombre de “Al Qaeda en el Magreb Islámico” (AQMI) proclamando que combatirían a los “cruzados” occidentales y al poder “herético” instalado en Argel. Belmojtar terminó por crear su propio grupo sin que les faltaran sus aliados en el variopinto panorama de las fuerzas integristas y los tuaregs que regresaron a Mali bien armados y pertrechados al término del conflicto en Libia.
Quedan, sin embargo, algunas zonas oscuras para explicar la facilidad con que los terroristas pudieron llegar a In Amenas sin ser detectados y asaltar el complejo gasístico. No puede descartarse la posibilidad de que contaran con la complicidad de algunos de los operarios argelinos que trabajaban allí o se aprovecharan de fallos en el sistema de seguridad que corría a cargo de la gendarmería y el ejército argelino.
En cualquier caso, la lección es muy dura para Argel. Durante los diez años de conflicto civil desatado en 1991 no tuvo lugar un atentado de las proporciones del llevado a cabo por los islamistas en In Amenas.
---------------------------------------------------------------------------------------------------