viernes, 27 de noviembre de 2015

Estamos en una guerra no declarada contra el fundamentalismo islámico, una guerra que nos han declarado sin que nos demos por enterados. Nuestros verdaderos enemigos no son sólo los terroristas, sino todos los que apoyan la extensión de la versión más radical del islam en suelo europeo”. Con estas contundentes palabras define ellíder de VOX y candidato a la presidencia del Gobierno, Santiago Abascal, la situación que vive Europa y que ha evidenciado el atentado múltiple del pasado 13 de noviembre en Francia. “Los terroristas del Estado Islámico –señala Abascal- reclutan jóvenes musulmanes de los suburbios de las grandes ciudades europeas. Nuestras corruptas élites político-empresariales hacen negocio con saudíes y cataríes que financian las mezquitas del odio en las que se envenena ideológicamente a las juventudes musulmanas europeas que luego siembran el horror en nuestras familias. Mientras los líderes europeos son agasajados por los sátrapas en Marbella, las organizaciones de caridad saudíes hacen llegar el dinero a los terroristas del Estado Islámico”.
Una dura realidad, explica Abascal, que “ni el PP ni el PSOE –y mucho menos Ciudadanos- se atreven a contar a los españoles” y ante la que no cabe más que una solución: “para empezar a ganar esta guerra lo primero que tenemos que hacer es plantar cara al fundamentalismo islámico, que es la causa-origen de la yihad. Tenemos que exigir la reciprocidad a los países que pretendan financiar mezquitas en nuestro país. Debemos replantear nuestras relaciones con las monarquías del Golfo y exigir, como se exige a todos los países, el respeto a los más elementales derechos humanos”.
Además, la lucha contra la propagación del fundamentalismo en Europa y el freno a la inmigración islámica: “Es imprescindible que las mezquitas del odio sean cerradas y los imanes que hacen apología del terrorismo, encarcelados o expulsados de nuestro país. Sin medias tintas”. “La inmigración islámica debe parar. No podemos asimilar más musulmanes en Europa. Incrementar las bolsas de jóvenes desempleados y frustrados en los suburbios de nuestras grandes ciudades no hace otra cosa que aumentar los caladeros en los que las organizaciones criminales reclutan a nuevos terroristas”. Abascal aboga por una inmigración legal y procedente de los países de Hispanoamérica -“Personas que pertenecen a pueblos hermanos que comparten con nosotros un idioma, una cultura y una historia común, y que se integran mucho más fácilmente que los inmigrantes procedentes de los países musulmanes”- y pide un cambio de la actitud internacional ante Arabia Saudí, “que no recibe ahora la más mínima presión por parte de la comunidad internacional”. “Es más, de forma absolutamente insultante, Arabia Saudi, con apoyo de Occidente, ocupa un lugar en la oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. No está mal para un país que no reconoce ni la libertad religiosa ni los derechos de las mujeres y que, en estricta aplicación de la sharia, amputa manos a los ladrones, apedrea a las adúlteras y castiga la homosexualidad con la pena capital”.

miércoles, 7 de octubre de 2015

ANGELA MERKEL Y EL PELIGRO ISLAMISTA

Finalmente la Canciller alemana, Angela Merkel, se ha dado cuenta del peligro que acecha a su país al acoger a unos 800.000 refugiados, con una mayoría de musulmanes, cuyo objetivo no es solo elevar el nivel de vida de sus familias sino trastocar las coordenadas sociales del país de acogida, de manera a imponer progresivamente la islamización, y con ella todos los peligros subyacentes.
En octubre del año pasado, Merkel hizo un guiño a los musulmanes al asegurar que el Islam formaba parte de Alemania, lo que llevó al 51 por ciento de sus compatriotas a criticar tales palabras.
A principios de este mes, la Canciller se corrigió a sí misma al señalar que existía un riesgo de islamización en Europa, lo que apuntaba a “leer de nuevo la Biblia y volver a la Iglesia”.
Al hilo de ello, las autoridades alemanas están procediendo a separar a los refugiados según la religión que profesen, pues se han caso casos de violencias contra los de confesión cristiana a manos de los que practican el Islam.
Es digno de tenerse en cuenta que entre los miles de personas que cruzan las fronteras de Europa, algunas de ellas obedezcan a las órdenes dadas por Al Qaida y Daech para sembrar el caos por medio de atentados terroristas. Esa posibilidad ya no se puede descartar y los expertos occidentales en materia de terrorismo la dan por segura, de manera que no sería de extrañar que tales hechos luctuosos llegaran a producirse en un tiempo indeterminado.
Tal y como han analizado algunos comentaristas, existe una “cara oscura” de esta emigración cuyo control estricto distará mucho de ser logrado porque ya no se trata del millar, más o menos, de candidatos establecidos en la ciudad portuaria francesa de Calais con la intención de entrar clandestinamente en el Reino Unido. Lo que cuenta ahora son cientos de miles de personas con una capacidad de revuelta y amotinamiento que parecen ignorar los políticos europeos.
Y si no, véanse las escaramuzas protagonizadas por centenares de jóvenes sirios, iraquíes y afganos en la frontera húngara, cuando las autoridades de Budapest se opusieron a la entrada descontrolada de los mismos a su territorio.
La experiencia demuestra que existe una lucha interna dentro de los propios practicantes del Islam, entre afirman que se trata de una religión de paz y los que aseguran que hay que acudir a la “guerra santa” para desmontar Occidente. A título de ejemplo, véase como los líderes de Al Qaida siguen obsesionados con “reconquistar” Al-Andalus como si fuera una sagrada misión en la que no importa perder la vida puesto que ello garantiza el “paraíso” y la posesión de 72 vírgenes a disposición de los futuros “mártires”.
Hungria y Australia han hallado la fórmula para contener la avalancha. Los dos países han divulgado en la prensa de los países musulmanes sendos comunicados en árabe en los que señalan a los que piensan pisar sus territorios que no lo hagan porque ni le darán refugio ni subvención alguna.  Australia ha ido más lejos ya que sistemáticamente detiene a las personas que se acercan a sus costas en pateras  y las deportan a islas de Indonesia con el acuerdo de las autoridades de este país. En esas islas se han creado campos de acogida y las personas que han sido llevadas allí ya se han dado cuenta de que su sueño de vivir en Melbourne o Sydney no podrán llevarlo a cabo.
Muy distinta es la actitud de la Europa comunitaria, cuyos líderes y políticos no parecen darse cuenta de que si hoy acogen a medio millón de refugiados, mañana les tocara lidiar con cinco o más millones.

Manuel Ostos – 

domingo, 20 de septiembre de 2015



DEFENDER A EUROPA

El Ex-Primer ministro francés, Michel Roccard, ya lo dijo en su día al afirmar que su país “no podía acoger toda la miseria del mundo”. Roccard temía que el brutal despunte que se había producido en la entrada de clandestinos procedentes del norte de Africa, alterase los equilibrios sociales de una buena parte del hexágono galo.
         Pues bien, en la actualidad no son miles sino cientos de miles de refugiados, en su gran mayoría procedentes de Siria, Irak y Afganistán, los que han asaltado y están asaltando las fronteras de la Unión Europea. Y pensar que dentro de unos o muchos años, cuando cesen los conflictos en sus respectivos países, regresaran a ellos, es una ilusión que con toda seguridad no tendrá lugar, porque una vez asentados en Europa, a la que tienen por costumbre calificar de “Eldorado”, no habrá fuerza que consiga desalojarlos.
         Estamos, pues, sin la menor duda, abocados a un riesgo de islamización y de peligro para las raíces de la civilización judeo-cristiana europea. El general francés, Charles de Gaulle, ya lo advirtió en una de sus conferencias de prensa a las que pude asistir como corresponsal en Paris. “En nuestra querida Francia –dijo el ilustre militar- tenemos que afrontar el hecho de que cada vez existirán más mezquitas y menos iglesias. Y no sería de extrañar que a mi pueblo, Colombey les deux Eglises, terminarán por llamarlo Colombey les deux Mosquées.
         Hasta hace pocos años, lo que estos mal llamados emigrantes perseguían era negociar un visado que les permitiera pasar las fronteras de Europa, y si era de Schengen tanto mejor. Pero ahora para esta verdadera invasión humana la cuestión de “los papeles” ha dejado de ser un problema. Se asaltan las fronteras, incluso con violencia y los que desde Turquía entran en Grecia, y desde allí se dirigen hacia Alemania, Austria y los países escandinavos, en particular, ya se aproximan al  medio millón de personas, una cifra ligeramente superior a los que desde las costas libias ponen pie en la isla italiana de Lampedusa y en varios lugares de Sicilia.
         Cuando se habla de derechos humanos y de ayudas a esta emigración formada por clandestinos, hay que tener en cuenta ciertos límites. ¿Hay que permitir la entrada en Europa de un millón de personas? Y luego habrá que autorizar que sean cinco, diez y no sé cuántos millones porque por cada  uno que penetra hay diez por lo menos que están esperando su turno. La solución a corto plazo no es darles alojamiento en pueblos y ciudades sino abrir campos de acogida donde podrán ser atendidos sanitariamente y cubrir sus más urgentes necesidades.
         Tomemos el ejemplo dado por Australia donde, tras estar hartos de estas invasiones por mar, negociaron con varios pequeños estados del Pacífico crear y financiar campos de acogida para los emigrantes ilegales de Indonesia, Paquistán, Filipinas, Viet Nam y otros países. Estos campos están funcionando sin grandes problemas y Australia ha conseguido salvarse de una invasión que detestaba porque nadie sabe si dentro del tsunami migratorios no se esconden presuntos terroristas partidarios de la “Yihad” dispuestos a cometer atentados en nombre de Daech y de Al Qaida.
         Estamos, pues, ante un problema de seguridad y de raíces de nuestra civilización, y la peor postura es abrir las puertas de par en par sin saber quién entra en nuestro hogar. Cierto que se trata de un drama humano, pero debe ser tratado al exterior de las fronteras de Europa y lo más urgente en estos momentos es negociar con Turquia para que se interrumpa de una vez la corriente humana que parte desde allí hacia Grecia. Y hasta yo diría negociar con Libia, aunque la situación en este país es caótica, pero se debe intentar. Con Argelia ya se ha conseguido que este país participe en el control del flujo de subsaharianos que se las arreglan para cruzar las fronteras arenosas del desierto, teniendo como finalidad entrar en Marruecos y dirigirse hacia Ceuta y Melilla. Los argelinos han devuelto a Niger y Mali algunos centenares de estos ilegales. No son muchos, pero por lo menos es un buen principio.

Manuel Ostos
Periodista es corresponsal en países árabes (El País-Efe)

Molop1943@gmail.com

jueves, 14 de mayo de 2015


EMIGRANTES-COMISION EUROPEA

            La Comisión Europea (CE) ha propuesto instaurar cuotas de acogida de emigrantes ilegales entre sus países miembros, imaginando de forma torpe y pueril que esta medida ayudaría a contener el flujo de ilegales que sigue llegando a las costas del sur de Europa, en su mayor parte procedentes de la convulsa Libia, donde no existe orden ni concierto tras el derrocamiento del régimen dictatorial de Muamar Gadafi.
            La medida es tanto más torpe que contraproducente porque establecer cuotas de acogida de ilegales va a tener el efecto contrario de lo que persigue Bruselas. Las mafias que trafican con los clandestinos, y éstos últimos, en lugar de interrumpir el tráfico van a acelerarlo y por cada subsahariano o magrebí acogido en Estocolmo o Francia, por ejemplo, un  centenar de candidatos querrán arrostrar la travesía del Mediterráneo a riesgo de perder la vida.
            El Reino Unido y Hungría han sido los primeros países europeos a decidir que ellos no aplicarán el método de cuotas porque están convencidos que gracias a esa medida se incrementará la avalancha de clandestinos.
            La CE ha propuesto también impedir que barcos y pateras no puedan partir de las costas libias, lo que supone una acción de carácter militar en cierto sentido. Pero los veintiocho no hacen más que discutir en balde y la propuesta sigue en espera de un apoyo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
            En Asia el flujo de ilegales también se ha recrudecido en los últimos meses, pero allí son Australia y Nueva Zelanda los “Eldorados” adonde aspiran llegar bengalíes, birmanos, camboyanos, laotianos y otras nacionalidades. Y Australia ha tomado una decisión de rechazo con gran coraje, el coraje del que carecen los gobiernos europeos. Los barcos y barcazas de clandestinos no son aceptados de forma alguna y se les conduce a campos de retención creados en las islas de Nauru y Mano (Papuasia-Nueva Guinea) con el acuerdo de sus autoridades. Y a lo máximo que pueden aspirar los ilegales es a obtener un visado temporal australiano de tres años, al término del cual tendrán que abandonar el país o someterse a un examen drástico de su situación de refugiados.
            En los países de origen de los ilegales, el gobierno australiano ha difundido en los medios de comunicación y redes sociales mensajes en los que se declara sin tapujos “No hay solución. Ustedes (los emigrantes) no harán de Australia su casa”  /NO WAY. You will not make Australia your home/.
            Y el mismo mensaje se añade: “Si usted se embarca sin visado, tenga por seguro de que no entrará en Australia, porque toda embarcación que intente llegar ilegalmente a nuestro país será interceptada y conducida al exterior de nuestras aguas territoriales. Poco importa quién sea usted y de donde viene, así que piénselo dos veces antes de malgastar su dinero y dese cuenta de que los traficantes son unos mentirosos”.
            Haría falta que la CE diera pruebas de la misma decisión sin detenerse a integrar en sus consideraciones una impropia concepción de los derechos humanos. La Europa comunitaria., como dijera el antiguo Primer ministro galo, Michel Roccard, no puede acoger toda la miseria de este mundo”.
            La operación “Fronteras soberanas” lanzada por Australia representa un método de contención de los ilegales que algunas ONG han criticado sin pararse a considerar las razones que ha llevado Camberra a montarla contra viento y marea.             La opinión australiana la sostiene a tal punto que el Primer ministro conservador, Tony Abbott, fue elegido gracias a un programa en el que destacaba que detendría el flujo de emigrantes clandestinos.
            Pero en España, como en otros países europeos, la clase política no se decide a abordar el tema de la emigración como un asunto de primer orden  en el debate político cogiendo al toro por los cuernos.  Y para colmo de males, el programa europeo FRONTEX de defensa de las fronteras tiende a acoger a los ilegales en lugar de rechazarlos. 
            Claro está que hay que socorrer a las personas que, en su desesperación por llegar a las costas europeas y dado el mal estado de muchas embarcaciones de fortuna, caen al mar y peligran sus vidas. Pero esta acción humanitaria no debe impedir su repatriación cuando sea posible. Hay que dejarse de una vez tantos fariseísmos a los que estamos acostumbrados.

Manuel Ostos

             
               

           

martes, 31 de marzo de 2015

lo horrible de una guerra

Un fotoperiodista hizo esta foto a una niña siria de 4 años, pensaba que él llevaba un arma en vez de una cámara así que levantó los brazos" #Rendida". La foto llevaba más de 14.000 retuits este martes y también se había difundido por Facebook y en Reddit.


sábado, 10 de enero de 2015

LOS TRES TERRORISTAS ELIMINADOS, PERO LA AMENAZA PERSISTE



  • Las fuerzas del  orden francesas pusieron final este sábado (9 de enero) a la amenaza representada por los tres terroristas autores de la matanza ocurrida en los locales de la revista satírica Charlie Hebdo y de una policía local en la localidad de Montrouge. Los hermanos Kouachi, 32 y 34 años, de origen argelino, y el costa marfileño, Amedy Coulibali, afirmaron haber actuado en nombre de la banda terrorista Al Qaida en Yemen, donde uno de los Kouachi recibió entrenamiento militar y consignas para realizar acciones violentas en Francia. El balance de víctimas de este trio asciende a 12 en el ataque a la revista y 4 en el asalto de un supermercado casher de la puerta parisina de Vincennes.
  • La liquidación de los terroristas cierra otro capítulo del integrismo islámico violento en Francia, pero la amenaza persiste tanto en ese país vecino como en otros europeos. El caldo de cultivo se ve alimentado por la proliferación de imames y otros predicadores iluminados que animan  a sus seguidores a incorporarse a la “yihad” islámica.   



jueves, 8 de enero de 2015

TODOS SOMOS CHARLIE





Todos somos Charlie contra laa barbarie integrista que este miércoles, 7 de enero, acabó con la ida de doce personas, en el ataque terrorista a la sede del semanario satírico francés CHARLIE HEBDO. Charb, Cabu, Wolinski, veteranos dibujantes figuran entre los asesinados. Una ola de rechazo contra el terrorismo islamista se ha desatado en todo el mundo. Los periodistas de la revista francesa han pagado con sus vidas su lucha en favor de la libertad de expresión. Un combate al que todos debemos participar.